Para cantidades grandes (a partir de 2 cajas), envíenos un email a info@oliviacanta.com y le haremos un presupuesto sin compromiso.
Stock disponible en nuestro almacén, no dependemos de terceros. Entregas en 24-48h.
El año 2004 fue tardío en Champagne, como también lo fue en El Mesnil-sur-Oger, terruño legendario de la Cote des Blancs donde el equilibrio azúcar-acidez resulta perfecto. No obstante, la lentitud no impidió un exceso de racimos en la vid. En julio se tomó la decisión de realizar una ''vendimia en verde'' para obtener una mejor concentración de la fruta. Con un mes de agosto fresco y lluvioso, las uvas tuvieron dificultades para madurar. Por fin, el 2 de septiembre el sol hizo acto de presencia. Glorioso y eficaz, trajo consigo una cosecha abundante, pero controlada, con un índice de madurez inesperado acompañado de una notable acidez hasta el 23 de septiembre, inicio del otoño y de la vendimia. El resultado fue una explosión de las fuerzas concentradas en la viña. Una erupción de calidad esperada, deseada, preparada durante un año bajo la tierra y en las cepas gracias a la acción conjunta del suelo, el viento y la lluvia: un champagne como un volcán, a la espera, ofreciendo con total serenidad, como por sorpresa, su verdadera naturaleza: la añada 2004 de Salon.
La boca es recta, en punta, con una acidez muy agradable y una destacada pureza.
Con la magnífica salinidad de este gran Blanc de blancs, todavía en su juventud, pone de manifiesto en boca las características de la uva Chardonnay madura y poco a poco surge un efecto de brioche, pan y levaduras frescas. El vino se redondea a medida que se oxigena y desvela una espléndida vinosidad que equilibra la acidez. El final en boca se cierra con una ligera nota de amargura, característica de los mejores vinos.
Fantástico revelador del terruño del Mesnil-sur-Oger y testigo privilegiado y duradero de un año sorprendente, obra en su conjunto de los cuatro elementos, de la mente, el corazón y la mano del hombre, Champagne Salon 2004 es un volcán sereno que despliega sus virtudes en la copa, la nariz y la boca: tremendamente humano.
Desde la extrema simplicidad (mariscos, pan rústico y mantequilla salada) hasta el rodaballo más elaborado sobre una crema de ostras, para rescatar el sabor de avellana; desde las eléctricas ostras belon con bogavante al natural hasta las preparaciones con algas japonesas... Los sabores yodados harán un elegante maridaje con Salon 2004, que también sabrá sublimar la grasa noble y rica de un gran jamón de Parma o Ibérico, en un armonioso contraste.